El maltrato animal afecta a todos

Colaboración para Prensa Libre

Por Brenda Martínez


Ahora que está cerca de ser aprobada la Ley de Bienestar Animal, presentada por el Consejo Superior Universitario ante el Congreso de la República, vale la pena indagar en las causas del maltrato animal.

La crueldad o maltrato hacia los animales puede ser de forma física o psicológica, consciente o inconsciente, expone la veterinaria Claudia Hernández, quien pertenece a la comisión que designó el Consejo Superior Universitario para el diseño de dicha ley.

Algunas formas de maltrato que se reportan en el país son los golpes, lesiones físicas, gritos excesivos, abandono, restricción de movimiento al atarlos o hacinarlos, no darles alimento o agua, no resguardarlos de la intemperie, sobrecargarlos, explotarlos o no facilitarles atención veterinaria. 

El psicólogo Andrés Asturias refiere que esta conducta puede deberse al origen inconsciente de impulsos agresivos hacia alguien o algo, en los que se toma como objeto sustituto al animal. En los niños también influyen los modelos adultos de interacción con los animales, así como de cualquier otra forma de violencia. 

Son más propensos a estos comportamientos quienes han sufrido abusos, negligencia o maltrato familiar.

Características

Una persona que violenta a los animales presenta desórdenes de conducta y psicopatía, que los hace ser insensibles al dolor físico, rara vez adquieren miedos condicionados como el miedo a la desaprobación social o a la humillación, los cuales restringirían sus acciones inadecuadas y le darían un sentido del bien y del mal, dice el psicólogo Estuardo del Águila, de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental.

Como seres humanos, muchas veces nos creemos una especie superior a las otras; por ejemplo, los experimentos que las farmacéuticas hacen con los animales y que nadie controla, y que es una manifestación de trato cruel hacia ellos. “A pesar de ello, estamos conscientes de que los seres vivos sienten dolor o sufrimiento, sensaciones que no son exclusivas de los humanos”, añade. 

Algunos menores que muestran este tipo de conducta manifiestan negligencia, abandono, tenencia irresponsable, falta de empatía hacia otros seres vivos, exposición a espectáculos crueles con animales o actos de crueldad, añade el psicólogo.



Dar el ejemplo 

Los padres deben ser modelo de comportamiento y educar sobre este tema a sus hijos. Si un niño o adolescente manifiesta maltrato animal, es señal de que algo no está bien.

Es importante que los padres le transmitan valores como respeto, amor y límites, dice Del Águila. Cuando no se pasan por alto estos comportamientos crueles hacia los animales, la sociedad puede minimizar también otros tipos de violencia y sociopatía en el adulto. 

La antropóloga Margaret Mead, quien estudió este problema, decía: “Una de las cosas más peligrosas que le pueden pasar a un niño es matar o torturar a un animal y salirse con la suya”. 

Si esta mala conducta no se controla, puede tener repercusiones en el futuro. Los menores que abusan de los animales pueden vivir en situaciones de abuso y pueden ser violentos hacia las personas, advierte Asturias. Si este fuera el caso, se recomienda que el pequeño inicie un proceso de acompañamiento psicológico para que esta conducta pueda ser contrarrestada de su vida.