Casi todas las funciones corporales (cardiovasculares, respiratorias, gastrointestinales, etc.) pueden verse alteradas por procesos psicológicos (emociones intensas, estrés, depresión, preocupación constante). Muchas enfermedades físicas, inclusive (como la diabetes, hipertensión, hipertiroidismo, etc.), pueden agravarse de forma conjunta con las afecciones mentales. Cuando esto ocurre, comúnmente los pacientes se sienten preocupados y a la vez confundidos pues los exámenes médicos "descartan" la existencia de un factor corporal.
Actualmente, la cultura de prisa y diversas situaciones sociales (como el tráfico, la inseguridad, etc.) se añaden a la lista de variables que influyen causalmente en el deterioro de la salud y la calidad de vida.
A continuación se describen a grandes rasgos algunos de los padecimientos corporales en los que controlar los factores psicológicos y el estilo de vida es algo imprescindible:
- Asma: respiración dificultosa y sibilante, acompañada de tos y opresión en el pecho.
- Diabetes: trastorno en la metabolización de glucosa.
- Dolores urogenitales: dolor con la micción (orina), o relacionados con el contacto sexual
- Fibromialgia o fibromiositis: uno o más puntos dolorosos en el cuerpo.
- Gastritis nerviosa: se presenta como un dolor interno agudo en la área arriba del ombligo.
- Globus histericus: sensación de tener "un nudo en la garganta" y dificultad para tragar.
- Hipertensión: aumento frecuente de la presión arterial.
- Migraña o jaqueca: dolor pulsante e incapacitante en un lado de la cabeza, sensibilidad a luz y a ruidos.
- Neurodermatitis: eccemas localizados en la piel.
- Reflujo: sensación de acidez quemante en la garganta.
- Síndrome del Colon Irritable: conjunto de síntomas que alternan con estreñimiento y diarrea frecuentes.
- Vitiligo: degeneración en la pigmentación de la piel.
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