Luego de sufrir una infidelidad, una persona puede sentir:
- Enojo: deseos de venganza, de que el otro sea castigado o que repare el daño que ha hecho.
- Desconfianza: dificultad para creer o confiar en la pareja. Celos, comportamientos de control y vigilancia.
- Vergüenza: se ve en la dificultad de esconder o disimular el penoso sufrimiento que ha pasado.
- Desolación: la persona puede llegar a aislarse.
- Sentimientos de culpa: mortificarse pensando que la infidelidad se debió a algo que hizo mal o que no fue suficientemente buena pareja.
- Depresión o tristeza: por la pérdida de la relación o de la imagen idealizada de la pareja.
Estas consecuencias emocionales de la infidelidad pueden considerarse tratables y superables mediante la psicoterapia breve, la cual ayuda al paciente a liberar su emociones y modificar sus creencias negativas respecto a sí mismo, respecto a los demás y a su futuro.