Colaboración para El Sol de Mixco.
Los conflictos en pareja no son malos por sí mismos. La diferencia radica en cómo se manejen y cómo se maneje el enojo: hay formas constructivas (que permiten llegar a “soluciones” o conciliaciones y mejorar la relación), y formas destructivas (que profundizan o agravan el conflicto), como amenazas, violencia y abuso.
Para manejar los conflictos de manera constructiva, o tener “discusiones justas”, por así decirlo, se sugiere lo siguiente:
- Elegir un momento y lugar adecuados, para poder charlar con privacidad, sin interferencias, prisas o interrupciones.
- Especificar el asunto que ocasionó el enojo, y que será discutido; centrarse en el mismo.
- Escucharse el uno al otro. Permitirle al otro la oportunidad de expresar su enojo y decir lo que siente sin recurrir al abuso, violencia física o faltas de respeto.
- No hurgar el pasado ni tratar otros asuntos. Es muy importante centrarse en el tema de conflicto acordado.
- Luego de que ambas partes han expresado su enojo, se hace una negociación: cada uno debe especificar la conducta que quisiera que el otro cambie. Intentar llegar a un acuerdo justo y realista, en el que ambos salgan ganando.
- Si la discusión ya no se mantiene dentro de los parámetros anteriores, debe ser interrumpida y postergarse para otro momento luego de que ambos hayan reflexionado.
- Finalmente, si las dificultades para llegar a un acuerdo o los temas de conflicto son recurrentes, se recomienda asistir a terapia de pareja o consejería matrimonial para entender y tratar más profundamente las divergencias de pensamiento, así como mejorar las estrategias para resolver conflictos.
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