Recomendaciones para una disciplina positiva


"Los niños no vienen con un manual de instrucciones", se dice a menudo. La disciplina no es tarea fácil, y los padres, desorientados, recurren al modelo de su propia familia, sin embargo, se preguntan cuál es el método más adecuado y efectivo para formar el comportamiento y carácter de sus hijos. 

Estas recomendaciones generales pueden servirles como guía: 
  • Felicita a tus hijos por lo bueno: ¿Te has dado cuenta de cuántas veces regañas y criticas a tus hijos en un día, y cuántas, en cambio, los elogias por algo positivo? ¿Cómo te sentirías si tu jefe sólo te criticara, aun si fuera con buenas intenciones? Esto hace necesario un cambio total de paradigma: en lugar de centrarte en señalarle a tus hijos cuando hacen algo mal, deberás intentar felicitarles y alentarles por sus logros, aunque sean pequeños ("¡Hiciste la cama sin que te lo pidiera! ¡Te felicito!"). Los niños son muy susceptibles tanto a los regaños, como a los elogios de sus padres, pero la ventaja de estos últimos es que estimulan la autoestima de los pequeños y les hace pensar "yo puedo", "yo soy capaz" llevándolos así a ser más autónomos y autodisciplinados. 
  • Evita las comparaciones y críticas hirientes: Esto va muy enlazado con el punto anterior. Las críticas y comparaciones solo dañan la autoestima de tu hijo o hija; pueden provocar rebelión o resentimiento. 
  • Señálale lo que sí debe hacer y no lo que no debe hacer: Intenta enfocarte en decirle lo que sí se debe hacer, cómo se debe comportar, qué modales debe guardar, etc. El cerebro se conduce mejor cuando sabe hacia dónde tiene que ir, en lugar de hacia dónde no tiene que ir.
  • Retroaliméntale si algo no lo hace bien: Si es necesario señalarle que está haciendo algo mal, descríbele en un tono neutral pero firme lo que está haciendo mal y cómo lo puede hacer mejor (por ejemplo, "te cepillas los dientes por muy poco tiempo, es necesario que lo hagas con más cuidado para que estén bien limpios"). 
  • Haz razonables tus instrucciones: Explícale en un lenguaje comprensible para su edad las consecuencias naturales de sus comportamientos (por ejemplo: "si no haces tus tareas, sacarás una mala nota, y te costará más aprobar la materia", o "si no te cepillas los dientes, tendrás caries").
  • Establece límites claros y sé consistente con la disciplina: Los niños necesitan saber claramente los comportamientos que se esperan de ellos, y las consecuencias a las que se atienen de no cumplir (por ejemplo, "no hay permiso de ver televisión, hasta que estén terminadas las tareas"). Es importante que las consecuencias sean constantes, no pueden ser un día sí y un día no. 
  • Sé un buen modelo a seguir: Los niños te imitarán más de lo que imaginas. Ellos están observando. Sírveles de ejemplo de las cualidades que deseas cultivar en ellos: responsabilidad, autocontrol, respeto, cordialidad, honestidad, amabilidad, tolerancia, etc.
  • Toma consciencia de tus limitaciones y necesidades como padre: No somos perfectos, y como padres de familia tendremos nuestras fortalezas y debilidades. Identifica lo que haces bien ("soy un padre amoroso y dedicado") y también lo que necesitas mejorar ("debo ser más consistente en la disciplina"). Admite que también a veces estarás agotado, o necesitarás hacer otras cosas que te hagan feliz como persona o con tu pareja. No descuides tu propio bienestar; eso no te convierte en alguien egoísta.

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