Recomendaciones para controlar la ira


La ira es una emoción que surge de una situación frustrante, que amenaza la integridad o la propia autoestima. Una persona airada puede actuar destructivamente, atacando de forma verbal o física, o bien, puede contener la expresión de su enojo a costa de acumular resentimiento.

Además de esto, el enojo se acompaña de manifestaciones corporales como: tensión muscular, taquicardia, dolor de cabeza, alteraciones de la respiración. Los estados recurrentes de irritabilidad son factores de riesgo para la aparición de enfermedades cardiovasculares, trastornos gastrointestinales o insomnio. 

Es por ello que es muy importante mantener a raya la ira. Muchos creen que lo mejor es "descargarla", "canalizarla" contra algo, un saco de boxeo, etc. Sin embargo, puede que esto alimente más el estado de activación corporal, y es una estrategia que muy improbablemente se pueda usar de forma adaptada en una situación cotidiana. Lo más conveniente resulta ser disminuir ese estado de activación, relajando la mente y el cuerpo. Estas técnicas pueden ser muy útiles:
  • Alejarse de la situación que provoca enojo. Después de un tiempo la ira disminuirá.  
  • Distraerse y respirar profundamente, inflando bastante la región abdominal. Vigile que su respiración sea profunda y no superficial. 
  • Reinterpretar la situación que causa enojo de una forma menos irritante. 
  • Ver la situación que provoca ira desde la perspectiva de otras personas. 
  • Practicar técnicas que favorezcan la relajación y la autoconsciencia, como yoga, meditación trascendental, etc. 
  • Buscar formas constructivas de mejorar la situación que causa enojo, en lugar de formas destructivas como atacar, o insultar. 

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